Salmo N? 58

Oh! congregaci?n, pronuncias de verdad justicia?
Juzg?is rectamente, hijos de los hombres?
No! en el coraz?n urd?s iniquidades.
En la tierra violencia
dispensan vuestras manos.

Desde el seno se torcieron los imp?os.
Erraron desde el vientre los que hablan mentiras.
Envenenados con veneno de serpiente,
son como el ?spid que tapa su o?do
para no oir la voz de los que le encantan,
del mago experto en el encanto.

Oh! Dios, rompe sus dientes,
en sus bocas quiebra,
Oh!, Dios,las muelas del le?n.
Que se disipen como agua que corre,
como hierba que se pisa sobre el camino.
Que se deshagan como el caracol desl?e,
como el que muerto nace,
y no contempla el sol.

Antes que vuestras ollas sientan la llama
de los espinos,
asi vivos, as? airados
El los arrebatar? con tempestad.

Se alegrar? el justo al verse vengado,
sus pies ba?ar? en la sangre del malvado.
Entonces se dir?: Hay premio para el justo,
Hay un Dios que juzga al mundo.